El yoga para muchos es mucho más que una práctica física, es una herramienta de bienestar que se adapta a cada persona y a cada momento de la vida. Por eso existen tantos tipos. En el post de hoy te contamos los principales estilos de yoga, sus beneficios y algunos consejos prácticos para descubrir cuál se adapta mejor a ti. Porque al final, lo importante no es la etiqueta del estilo, sino cómo te acompaña en tu día a día.
¿Por qué existen diferentes tipos de yoga?
El yoga no es una práctica uniforme, a lo largo de los siglos ha evolucionado y se ha diversificado para adaptarse a distintas necesidades, contextos y culturas. Originalmente, en la India, el yoga surgió como un camino integral que buscaba equilibrar cuerpo, mente y espíritu. Patanjali, uno de los grandes maestros y filósofos del yoga, estructuró esta práctica en lo que hoy conocemos como las ocho ramas del yoga: desde la disciplina ética y la meditación, hasta las posturas físicas o asanas. En este contexto tradicional, el yoga se concebía como un camino espiritual y filosófico, enfocado en la autorrealización y la conexión interior, más que en la apariencia física o el rendimiento corporal.
Con la llegada del yoga a Occidente, especialmente durante el siglo XX, los maestros comenzaron a adaptar la práctica para responder a las necesidades de quienes vivían en sociedades aceleradas y urbanizadas. Aquí, el yoga tomó un enfoque más físico y funcional, destacando los beneficios para la flexibilidad, fuerza, resistencia y bienestar general. Se popularizaron estilos dinámicos como Vinyasa o Power Yoga, que permiten ejercitar el cuerpo mientras se mantiene un vínculo con la respiración y la concentración mental.
Esta adaptación también dio lugar a estilos más suaves y restaurativos, pensados para la relajación, la recuperación del estrés y la mejora del sueño. Así, el yoga moderno combina la tradición filosófica con enfoques prácticos de salud y fitness, lo que explica por qué existen tantos estilos diferentes, cada uno responde a un objetivo particular, ya sea energético, meditativo, físico o terapéutico. Esta pluralidad garantiza que el yoga siga siendo una herramienta accesible y transformadora para personas de todas las edades y niveles de experiencia.
Yoga estático
Si llegaste a este post porque quieres comenzar a practicar yoga en búsqueda de pausa, alineación y conexión consciente, el yoga estático seguramente sea tu mejor aliado. Este estilo se centra en mantener cada postura durante más tiempo, poniendo atención en la respiración y en los pequeños detalles del cuerpo.
A diferencia de los estilos más dinámicos, aquí no hay prisa. Cada asana (postura) pasa a ser una oportunidad de entender cómo se siente tu cuerpo, cómo responde tu mente y cómo fluye tu respiración. Es una práctica perfecta para quienes quieren iniciarse en el yoga sin agobios, o para quienes necesitan un espacio de calma en medio de una rutina acelerada. Es también muy recomendado para personas que tienen problemas con la ansiedad. Dentro del yoga estático encontrarás estilos como:
- Hatha Yoga: la base de casi todos los demás, ideal para principiantes y para trabajar la postura de forma suave.
- Lyengar Yoga: muy preciso, utiliza accesorios como bloques o cinturones para ayudarte a encontrar la alineación perfecta.
- Yin Yoga: posturas pasivas que se mantienen varios minutos, diseñadas para liberar tensiones profundas y ganar flexibilidad.
Yoga dinámico
Si el yoga estático es un refugio de calma, el yoga dinámico es pura energía en movimiento. En este estilo, las posturas no se mantienen demasiado tiempo, sino que se enlazan unas con otras en secuencias fluidas al ritmo de la respiración. El resultado: una práctica que se siente como una danza entre fuerza, equilibrio y consciencia.
El yoga dinámico es perfecto para quienes necesitan descargar energía, mejorar su condición física o buscan una práctica más intensa que también ejercite la mente. Con cada inhalación y exhalación, el cuerpo fluye de una postura a la siguiente, entrenando la resistencia, la flexibilidad y la concentración. Algunos de los estilos más populares dentro del yoga dinámico son:
- Vinyasa Yoga: movimientos fluidos sincronizados con la respiración, ideal si buscas variedad y creatividad en cada práctica.
- Ashtanga Yoga: más estructurado, con series fijas que aumentan progresivamente en intensidad.
- Power Yoga: una versión moderna, muy exigente físicamente, perfecta para quienes quieren sudar y ganar fuerza.
Yoga pasivo
Si el yoga dinámico es movimiento y energía, el yoga pasivo es el arte de soltar y dejarse llevar. En este estilo no se trata de “hacer más”, sino de hacer menos para permitir que el cuerpo se relaje profundamente en cada postura mientras la gravedad y el tiempo hacen su trabajo.
El yoga pasivo, parecido en cierta medida al yoga estático, es ideal para quienes buscan descanso, recuperación o simplemente un momento de escucha interior. Las posturas se mantienen durante varios minutos, siempre con apoyo de cojines, mantas o bloques, lo que lo convierte en una práctica accesible para todas las edades y niveles. Entre los estilos más destacados dentro del yoga pasivo encontramos:
- Yin Yoga: nuevamente, estiramientos profundos y mantenidos que trabajan el tejido conectivo, ayudando a liberar bloqueos físicos y emocionales.
- Restaurativo: aún más suave, centrado en la relajación total del cuerpo y la mente, perfecto para reducir el estrés y mejorar el descanso.
- Yoga Nidra: conocido como el “sueño consciente”, una práctica guiada de meditación que te lleva a un estado de relajación profunda entre la vigilia y el sueño.
¿Qué tipo de yoga es mejor para ti?
La respuesta corta: el que más disfrutes y el que mejor encaje con tu estilo de vida. No existe un tipo de yoga universalmente “mejor” que otro, igual que no existe una única manera de vivir de forma sostenible. Lo importante es escuchar lo que necesitas en este momento de tu vida.
- ¿Quieres calma y equilibrio? Prueba con yoga estático, como Hatha o Iyengar.
- ¿Buscas energía y movimiento? Elige un estilo dinámico, como Vinyasa o Ashtanga.
- ¿Necesitas descansar y soltar tensiones? El yoga pasivo, como Yin o Restaurativo, será tu mejor aliado.
- ¿Te interesa la espiritualidad y la conexión interior? Explora Kundalini o Yoga Nidra.
Lo bonito del yoga es que no tienes que casarte con un solo estilo. Puedes combinar diferentes prácticas según tu día, tu ánimo o tus objetivos. Hay quien empieza con un yoga suave y, con el tiempo, se anima a probar estilos más intensos. Y también al revés, después de años de movimiento, se redescubre el placer de parar.
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Consejos para empezar con yoga según tu estilo
Somos conscientes que dar el primer paso en el yoga es tan emocionante como retador, o incluso abrumante. La buena noticia es que no necesitas experiencia previa ni un equipo sofisticado: basta con una esterilla, o algo que sirva como tal, ropa cómoda (mejor si es sostenible y transpirable) y muchas ganas de escucharte. Si estás decidido, aquí te dejamos algunos consejos para empezar según el estilo que más haya resonado contigo y lo que quieras lograr:
- Si eliges yoga estático (Hatha, Iyengar, Yin): Empieza poco a poco, sin exigirte demasiado. Concéntrate en tu respiración y en mantener la postura con comodidad. Usa accesorios (bloques, cinturones, cojines) que te ayuden a adaptar las asanas a tu cuerpo.
- Si prefieres yoga dinámico (Vinyasa, Ashtanga, Power Yoga): Calienta bien antes de empezar y fluye con la respiración para evitar lesiones. No importa si no llegas a la postura “perfecta”, lo importante aquí es el movimiento constante y cómo tu cuerpo responde.
- Si optas por yoga pasivo (Restaurativo, Yoga Nidra, Yin): Busca un espacio tranquilo y prepara tu práctica con mantas, cojines y música relajante. Aquí el reto no es físico, sino mental: permitirte soltar, descansar y no hacer nada más que estar presente.
- Si te atrae el yoga espiritual (Kundalini, Mantra, Nidra): Aborda la práctica con mente abierta y sin prejuicios. Déjate llevar por los mantras, la respiración y la meditación, incluso si al principio te resultan extraños. Con el tiempo descubrirás una conexión más profunda contigo mismo/a.
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Conclusión
En conclusión, el yoga no es una competencia ni una tendencia pasajera, es un camino o una herramienta personal hacia el equilibrio entre cuerpo, mente y alma. Ya sea que elijas un estilo estático, dinámico, pasivo o espiritual, lo más importante es que encuentres esa práctica que te haga sentir presente, ligera y en armonía contigo misma/o. Así que extiende tu esterilla, prueba, experimenta y fluye.
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